Parque Capurro
Desde los últimos años del siglo XIX se desarrollan arquitecturas que comienzan a presentar un vínculo más dinámico con las diversas teorías arquitectónicas. Estas posturas, que empiezan a cobrar importancia en las primeras décadas de nuestro siglo, se explican entre otras consideraciones por una incipiente capacitación nacional, coma así también por preocupaciones crecientes de atender las posibilidades y aspiraciones del medio.
Tradicionalmente consideradas como un estadio primitivo donde en una evolución darwiniana se debe llegar a la perfección moderna, estas arquitecturas fueron analizadas en función de los posibles elementos que anunciaban la arquitectura de la plenitud más que por sus aportes propios. De allí que pueda explicarse su denominación más frecuente de precedente dejando de lado otras acepciones de prioridad o incluso preeminencia. El cuidado de los detalles y la resolución de los espacios de transición de estas actitudes, la búsqueda expresa de una arquitectura regional en el neocolonial demuestran iniciativas trascendentes que cuestionan, al menos, dichas lecturas.
En 1885 se crea la Facultad de Matemáticas y Ramas Anexas que incluía cursos de Arquitectura e Ingeniería iniciados tres anos después. En esta primera etapa ambos cursos prácticamente se superponen, y de acuerdo con las ideas positivistas se pondera exageradamente las materias técnicas, contándose con un solo curso de arquitectura en el último año de la carrera. El profesor de Arquitectura, el Arq. Julián Mazquelez, formado en la Escuela de Bellas Artes de París refleja directamente en su enseñanza en lo que se refiere al análisis y a la composición, la visión académica francesa.
Casa Williman, detalle de vitrales en la planta alta.
Es importante señalar que con esta formación nacional,
con un reducido cuerpo docente y una serie de materias técnicas
ingenieriles, la primera generación de arquitectos produce en su
mayoría un lenguaje distinto, si se quiere atenuadamente despegado
del historicismo de sus antecesores.
Esta región, por cierto, no proyecta una respuesta modernista propia, como pueden ser las diversas modalidades europeas, sino que la limita a la adopción ornamental sin la predominancia de alguna línea. No existe en estas latitudes una obra arquitectónica que asimile e integre elementos modernistas con una actitud decididamente antihistoricista. La actitud generalizada es adoptar el Art Nouveau con una postura ecléctica que introduce por ejemplo detalles modernistas en obras clasicistas e incluso llega a proponer distintas modalidades combinadas con ordenamientos formales historicistas, lo que Buschiazzo, de acuerdo a su enfoque, llama el "art nouveau impuro".
A partir del Cuarto Centenario del Descubrimiento de América
se desencadena una fuerte revisión del sentimiento anti-español
que siguió a los tiempos coloniales y que tuvo su reafirmación
en el medio físico en el decreto de demolición de las murallas
en los primeros años republicanos.
Las ideas europeas derivadas del positivismo fueron la base intelectual
de la generación del ‘900, hasta que en las primeras décadas
del siglo se replantea la cuestión de la identidad cultural.
Pabellón de la Exposición Ganadera en
el Prado de Montevideo
Las búsquedas que son propias de todo el ámbito latinoamericano se traducen en la arquitectura en la definición de un estilo apropiado al decir de Alejandro Christophersen para formular una respuesta que con múltiples transformaciones desde sus orígenes musulmanes a las interprelaciones de los jesuitas, tiene un espectro amplio de referencias
.
Vivienda de José Pedro Rodríguez
Según R. Amargós: "ese colonial que ya es americano,
llegará por este amoldarse a nuestro siglo, por esta evolución
necesaria de adaptación inteligente, a constituir un nuevo estilo
que entonces si será propio y característico, aunque para
crearle hayamos tenido que abandonar un poco el criterio arqueológico
de conservar la pureza de las formas antiguas." (*2)
Los distintos componentes de la producción -patios, galerías,
aleros- serán los motivos de inmediata aplicación por parte
de la arquitectura popular, dando lugar a nuevas artes en herrería
y uso de cerámicas que se superponen a los tipos consagrados.
Pero a esta primera aplicación, directa v mecánica de los constructores se agregan obras que adaptan integralmente ese carácter hispanista como las múltiples realizaciones de Alberto Muñoz del Campo, con un cuidado manejo de los espacios de intermediación y de la relación de vanos y llenos. Un caso mucho más trascendente es el de varias de la obras de Julio Vilamajó donde la búsqueda de una identidad arquitectónica se torna evidente. Es en la composición, volumetría, uso de elementos ornamentales y fundamentalmente en las relaciones entre espacios interiores - exteriores y públicos - privados donde la alternativa hispánica adquiere su verdadera significación. Rúben García Miranda
(*2) Revista "Arquitectura" nro, 49 año 1921 p. 149.
Documento tomado de: Guía Arquitectónica y Urbanística
de Montevideo / Intendencia Municipal de Montevideo ; Junta de Andalucía.
-- Montevideo : Intendencia Municipal de Montevideo ; Agencia Española
de Cooperación Internacional, 1992.
Versión de: Abril de 1998.-
Ubicación: http://www.rau.edu.uy/uruguay/cultura/proto.htm